
Se me viene a la mente una frase muy conocida que me dijo tiempo atrás un amigo: -“entrar es una boludés, pero salir es imposible”. Mi amigo podría ser tranquilamente un drogadicto que me está contando acerca de su adicción, pero no es el caso. Él me estaba hablando del Facebook una herramienta que sin darnos cuenta hoy es parte de nuestras vida, y no solo eso, es la vida misma para muchos. Se genera como una psicósis en la que uno está pendiente de todo: de los comentarios y fotos que publica la gente y ahora encima de todo está la “galleta de la fortuna” que vendría a ser algo así como una suerte de horóscopo que te canta la posta. Hay diversos usuarios: Los que lo utilizan principalmente para ver fotos de chicos/as, otros para empezar a estar en contacto con tal persona, otros a modo de promocionar algún producto, banda o servicio y otros para lograr un reencuentro con la gente de la primaria y así poderse comer a alguna compañerita. (Es importante recalcar que antes el reencuentro con los “chicos” de la primaria era una consecuencia de usar Facebook, pero según mi teoría, hoy se transformó en una de las causas. ¿Qué pretendo decir con esto? Que un amigo te contó que salió con la gente de la primaria y que se “comió” a una ex amiguita, entonces no lo dudas y te pones en campaña para el reencuentro, que en realidad te chupa un huevo).
Me es casi inevitable recordar frases célebres como: “vamos al patio a tirar face”. Mientras que en algunos estratos sociales mas bajos esta frase era reemplazada por “vamo arafue a tirar rostro”. Esto demuestra que siempre hubo un gran deseo de dar cuenta a los demás de nuestra individualidad, de mostrarnos, darnos a conocer.
A mi entender, y sin ánimos de ofender a nadie, todo esto tiene una doble cara: por un lado, mostrar nuestras fotos, comentarios, lo que pensamos, lo que hacemos, nos hace relacionarnos con la gente, interactuar, intercambiar y hasta enriquecernos. Pero como contrapartida, y siguiendo con la idea del deseo que todos tenemos de expresar nuestra individualidad, entiendo que todo esto lleva encerrado consigo una cuota de debilidad que cada uno de nosotros tenemos. Parecería ser que estamos mas pendientes de mostrar lo que hacemos que por hacerlo realmente, que por vivirlo en si. Todo esto lo relaciono con llegar a un lugar desconocido con la cámara lista con el propósito principal de sacar fotos y así mostrarlas, más que por realmente conocer ese lugar, respirar ese nuevo aire, y poder encontrar una cuota de relajación. De este modo, y retomando el tema en cuestión, creo que es importante aclarar, que en realidad conozco muy poco de Facebook, sus aplicaciones, juegos y demás, pero lo que si observo y creo empezar a conocer, son algunas de las cosas que nos suceden a todos nosotros en relación a esta red social de la que no solo somos parte, sino que tampoco hay retorno, es un camino de ida…
Finalmente quiero dejar en claro que odio a la galleta de la fortuna (a los que comentan las galletas de la fortuna de los demás también los odio), y que banco a los que chatean por Facebook.
FIN.