lunes, 21 de diciembre de 2009

Un cambio de vos(z)


Me di cuenta que no iba a ser el primero ni el último. Comprendí que era algo que se daba en todos los individuos de sexo masculino. Ocurre que hay un momento específico del día en que modifican el tono de su voz, su forma de hablar y las palabras que utilizan. Por lo general si están con un grupo de gente, suelen alejarse cosa de que nadie los pueda escuchar. Pero indudablemente algún amigo o conocido poco precavido, no habrá tomado los recaudos necesarios y así fue como comencé a percibir que todos los hombres en uno o más momentos del día modifican su tono de voz. ¿En que estás pensando? ¿Qué te imaginás?
Al punto que quiero llegar es que este cambio de voz ocurre cuando te llama tu novia al celular. Así de simple. Estabas hablando con tus amigos de que no bancás más a tu pareja, que te tiene cansado y que no sabés si van a seguir juntos. Estás hablando con los compañeros de trabajo, contándoles que no podés dejar de mirar las terribles minas que pasan por la calle. Estás en el bar de la esquina hablando de fútbol. Estás en el reencuentro de la primaria haciéndote el que tiene una vida re interesante y en el que en todos estos años le pasaron cosas geniales. Ahora bien, te suena el celular y ves que es tu novia. Te vas a un rincón o salís afuera a hablar. Luego del – “hoooliiis gordo”, vos automáticamente arrancás: - holaaaaa corazón de melón te extrañé un montón. Todo eso lo decís con un tono de voz totalmente afeminado y poniendo cara de boludo. Lo que pasa es que vos no te ves, pero hay gente como yo y como muchos otros que no sólo te vemos, te oímos, sino que también lo hemos hecho. Es una realidad, algo que los hombres solemos hacer cuando nos llama nuestra respectiva novia. El problema sería si ella te llama y vos no ponés esa vocecita tierna afeminada. Automáticamente empezaría el planteo: -¿Qué te pasa gordo? -¿Por qué me hablás así? -¿No me querés más?

Conclusión: no cambiar el tono de voz te puede traer problemas.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Regalos materiales


¿Existe alguna persona a la que no le guste recibir regalos? La respuesta es que no.
Mi viejo cuando yo era chico me decía que el regalo más importante era yo. Siempre le creí, pero en este caso me gustaría dejar de lado lo afectivo para que nos enfoquemos en los objetos materiales.
Todos mis amigos de la primaria comenzaron a tener las zapatillas LA Gear, con las dos lucecitas rojas tintineando a pleno en cada pisada que daban. Yo no las tenía, y aprovechando que mis viejos justo viajaban, les pedí unas. La realidad me indicaba que no me quería quedar afuera de la última moda en materia de calzado.
Entre ansiedades, deseos y ganas, la larga espera terminó: llegaron, me dieron varias cosas entre las que estaba la caja de zapatillas, la abrí y no eran las LA Gear, eran otras. ¡Qué garrón! Tenían unas luces re copadas, pero no eran las que todo tenían. De todas formas lo pude revertir al año siguiente en el que viajamos todos y me las compré (claro está que para ese entónces, ya no estaban de moda) y realmente las pude disfrutar.
Un regalo que nunca tuve pero por propia elección, fue el reloj cuya mayor atracción era la de funcionar como un control remoto. Recuerdo estar en la escuela mirando algún video, mientras que algún compañerito intentaba captar la señal de esa TV para poder cambiar de canal y que todos nos riéramos. El otro lugar elegido era el Shopping. Nos poníamos en la vidriera mientras que el mismo boludo intentaba cambiar el canal.
Hay una cantidad innumerable de regalos como el Family game, el Nintendo, las zapatillas Adidas de lona que impusieron una gran moda, como luego lo hicieron las All Star. Las sandalias para usar en verano que luego se extinguieron por culpa de las havaianas, en fín...

¿Se te ocurre algun otro?