Un dia de pelos

El martes pasado la chica que limpia en casa, Gloria, me llamó para que vaya a almorzar. El plato del día eran unos atractivos fideos con salsa de tomate casera. Arranqué a comer a pleno, estaba todo muy rico. Todo iba sobre ruedas hasta que entre los fideos visualicé que yacía un pelo negro de unos 10 cm. de largo. Estaba desconcertado, nauseas mediante, atiné a tomar un sorbo de agua. ¿De quien será este pelo me pregunté? La pregunta era obvia, ese cabello era de la divina de Gloria. Me levanté de la mesa y me fui a mi pieza. Pasaban muchas cosas por mi cabeza, tales como, si ese pelo era mi vieja ¿hubiera seguido comiendo? ¿Tengo algo contra los pelos o simplemente no me cabe la combinación pelo/comida? La cuestión es que a ella ya no podía mirarla a los ojos. Sentía que me había traicionado, la relación ya no iba a ser la misma.
Al cabo de algunas horas golpeó mi puerta y me pidió si podía bajar a abrirle. Nos metimos en el ascensor, ella sacó un peine y maquillaje mediante, comenzó a arreglarse. Ahí me puse a pensar ¿para qué carajo se arregla? Creo que seguía con resentimiento por lo del pelo, pero también saque a la luz una parte mía que no esta tan buena. ¿Acaso por trabajar de mucama no tiene derecho a querer verse linda? La respuesta es que si, pero en ese momento mi sensación fue la contraria. No lo dudé y en ese mismo instante la interrogué: ¿Te vas a algún cumpleaños o a algún lado? Su respuesta fue: “Me voy pa mi casa, pero me gusta verme linda, después me encuentro con cualquier conocido y no da que me vean desarreglada.” Ahí mismo saque otra parte de mí y me dije a mi mismo: ¿Quién te conoce? ¿Quién te crees que sos pampita? Saqué a la luz otro debate: ¿uno se arregla y se pone “lindo” por uno o se arregla para los demás? En mi humilde opinión las mujeres se arreglan para que sus colegas las vean bien, en segundo lugar, para los hombres y en tercer lugar, para ellas mismas. ¿Cómo es esto? Es así, nos regimos por un mundo de opiniones, y no es que este mal, pero…En fin es así y ya. Respecto a los hombres, me parece que hay quienes les chupa un huevo la parte estética, y quienes se arreglan exclusivamente para las mujeres. Por otro lado, están los conocidos metro sexuales, para los que me reservo opinión alguna.
Llegamos a planta baja y Gloria me dice:”Podrías arreglarte más Leandro, ¿Qué van a pensar tus amigos?”. Esta frase termino de desconcertarme, pero no me quede callado: ¿Podrias para la proxima cocinarme sin pelos?